Por qué escribí otro libro sobre nutrición

Siempre pensé que publicar un libro sería como lanzar un disco, relativamente fácil pero con mucho por competir. Por esto Lo saludable de los alimentos no nace porque el mundo necesite otro libro de nutrición, sino porque yo, en un momento determinado de mi vida, necesité contarle algo de nutrición al mundo.

Esta disciplina, de la que tantos se atreven a opinar, no se puede considerar una ciencia exacta, pues los alimentos que a uno puedan sentarle bien, podrían no hacerlo a su primo. Lo vemos día a día en internet y revistas de divulgación científica, donde alimentos que ayer resultaron ser inadecuados hoy se recomiendan para según qué casos.

Con este aire de individualidad , Lo saludable de los alimentos adopta la frase de León Tolstoi en Ana Karenina: «Si hay tantas opiniones como cabezas, habrá tantas maneras de amar como corazones», para ayudar al lector a entender que, de la misma manera, hablar de alimentos buenos o malos o dietas perfectas será impreciso sin un contexto personal.

Una vez entendido el carácter subjetivo del libro, aquello que para mí es importante a la hora de aplicar la información disponible, he necesitado una base objetiva sobre la que apoyar este discurso. Los pilares sobre los que he redactado este libro, sobre los que se sustentan las pautas alimentarias que diseño, los artículos que escribo y en definitiva mi filosofía de la nutrición se sostiene son 3:

1) Mantener un alto consumo de alimentos antioxidantes, provenientes preferiblemente de hortalizas y frutas. Con esto pretendo romper el mito de que lo ligero es insípido y monótono, pues las hortalizas y frutas son aquellos que entre todos los alimentos ofrecen más variedades, colores, sabores y nutrientes. Por esto y porque la gran producción hortofrutícola a lo largo del litoral mediterráneo permite que estén disponibles para nuestro consumo, Lo saludable de los alimentos dedica un capítulo a los productos más destacados de la horticultura almeriense, ofreciendo datos de composición cuantitativa, peculiaridades acerca de los nutrientes más destacados y consejos culinarios para la máxima obtención los mismos.

2) Mantener bajos niveles de inflamación. Para esto será importante encontrar el equilibrio entre los alimentos que pueden inflamar al organismo, como el azúcar la grasa saturada y alimentos procesados, y aquellos con carácter antiinflamatorio, como el pescado azul, las nueces, el aguacate o el lino. La inflamación se asocia a muchas condiciones de salud como alergias, enfermedades reumáticas, autoinmunes, etc., y por esto mantener una alimentación predominantemente antiinflamatoria, como son las dietas mediterránea y asiática, ayudará a combatirlas.

3) Descanso digestivo. Darle vacaciones periódicas y por un tiempo preestablecido al organismo con el objetivo de limpiarse, equilibrarse y favorecer entonces la absorción de nutrientes. Esto se hace a través de ayunos o semiayunos pautados y supervisados por un especialista, pues solo será eficaz si se hace en función al estudio de los requerimientos individuales de cada persona y situación en la que se encuentre.

Una vez establecidas las bases para comenzar el camino hacia una vida más saludable, la lectura de Lo saludable de los alimentos puede ayudar a seguir este camino de una manera más fácil y sin grandes sacrificios que hagan tentadora la idea de volver a la antigua rutina. La única manera de mantener un cambio es notar tal mejoría que realmente no apetezca volver a los hábitos anteriores.

Siempre que no existan enfermedades o condiciones que lo dificulten, este libro ofrece a los lectores dispuestos a aceptar el compromiso con su salud a través de la alimentación la posibilidad de aumentar la vitalidad («comer fresco y ligero para estar fresco y ligero»), aumentar el bienestar, intentando mantener ciertas enfermedades a raya en la medida de los posible y aumentar la autoestima («la mejor manera de combatir la obesidad es olvidarse de ella»). Cuando dejemos de contar calorías y centímetros de cintura y nos centremos en comer mejor y más saludable, el peso no será más que un efecto secundario de nuestra nueva conducta alimentaria y sus oscilaciones una mera cuestión estética.

¡Que os aproveche la lectura!

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